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-
- LA
CUMPARSITA TRÁGICA
-
-
- I.
Las Letras
-
La Cumparsita
-
- Tango
- 1925
- Letra y Música de
- Gerardo Hernán matos Rodríguez
-
- I
- La cumparsa
- De miseria sin fin
- Desfila
- En torno de aquel ser
- Enfermo, que pronto
- Ha de morir
- De pena
- Por eso es que en su lecho
- Solloza acongojado
- Recordando el pasado
- Que lo hace padecer
-
- II
- Abandonó a su viejita
- Que quedó desamparada
- Y loco de pasión,
- Ciego de amor
- Corrió
- Tras de su amada
- Que era linda, era hechicera
- De lujuria era una flor
- Que burló su querer
- Hasta que se cansó
- Y por otro lo dejó.
-
- I bis
- Largo tiempo después
- Cayó al hogar materno
- Para poder curar
- Su enfermo y herido corazón
- Y supo
- Que su viejita santa
- La que había dejado
- El invierno pasado
- De frío se murió.
-
- III
- Hoy ya sólo abandonado
- A lo triste de su suerte
- Ansioso espera la muerte
- Que bien pronto ha de llegar
- Y entre la triste frialdad
- Que lenta invade el corazón
- Sintió la cruda sensación
- De su maldad.
-
- Entre sombras
- Se le oye respirar
- Sufriente
- Al que antes de morir
- Sonríe
- Porque una dulce paz
- Le llega
- Sintió que desde el cielo
- La madrecita buena
- Mitigando sus penas
- Sus culpas perdonó.
-
- Tango
compuesto musicalmente por Gerardo H. Matos Rodríguez con la
colaboración de Roberto Firpo, quien lo estrenara en los
carnavales del 16 y lo llevara al disco con el sello Nacional
Odeón ese mismo año. En 1924 a esa música le adosaron letra
Pascual Contursi y Enrique Maroni, versión grabada en disco por
Carlos Gardel. A raíz del éxito de esta letra el propio Matos
Rodríguez le coloca su nueva poesía, dando origen a un sonado
litigio por los derechos autorales en Sadaic.” (1)
-
- Letras
de Tango II (Antología Poética). Selección de Juan Ángel
Russo- Santiago D. Marpegan. Basilico S.R.L. Buenos Aires, 2000,
pág. 47.
-
-
-
-
-
-
-
- La Cumparsita
- Tango
- 1924
-
- Letra de Pascual Contursi y Enrique Pedro Maroni
- Música de Gerardo Hernán Matos Rodríguez
-
- ¡ Si supieras
- que aún dentro de mi alma
- conservo aquél cariño
- que tuve para ti...!
- ¡Quién sabe, si supieras
- que nunca te he olvidado...!
- Volviendo a tu pasado
- Te acordarás de mí...
-
- Los amigos ya no vienen
- Ni siquiera a visitarme;
- Nadie quiere consolarme
- En mi aflicción...
- Desde el día que te fuiste
- Siento angustias en mi pecho...
- ¡decí, percanta, qué has hecho
- de mi pobre corazón...!
-
- Sin embargo
- Yo siempre te recuerdo
- Con el cariño santo
- Que tuve para ti;
- Y estás dentro de mi alma,
- Pedazo de mi vida,
- En la ilusión querida
- Que nunca olvidaré.
-
- Al cotorro abandonado
- Ya ni el sol de la mañana
- Asoma por la ventana,
- Como cuando estabas vos...
- Y aquel perrito compañero
- Que por tu ausencia no comía
- Al verme sólo, el otro día
- También me dejó.
-
-
- En 1916, G.M.
Rodríguez le hizo
llegar a don Roberto Firpo, la partitura de una marchita de su
propiedad. El maestro de Las Flores, la corrigió, le introdujo
modificaciones y agregó partes suyas. En ese mismo año lo estrenó
en “La Giralda” de Montevideo. La letra transcripta llevó por
nombre “Si supieras...”(2)
-
-
- Letras de
Tango, Juan Ángel Russo- Santiago D. Marpegan. Basilico, Buenos
Aires, 1999. Pág. 44.
-
-
-
-
- II.
Introducción
-
- La
Cumparsita, el paradigmático
tango que identifica en el mundo a nuestro remoto país,
con la monolítica solidez del Obelisco y la magia fascinante del
baile futbolístico de Maradona.
-
No nació tango, ni argentino, ni lo escribió su autor,
cuya letra es particularmente ignorada, adjudicándole en cambio
los versos de otro título: “Si supieras”.
- Hay
una diferencia sustancial en la temática de ambas versiones:
- La
Cumparsita de Pascual Contursi y Enrique Maroni, desplaza hacia el
reproche amoroso la densidad trágica con que el imberbe creador
de su música, Gerardo Matos Rodríguez, transforma en voz
doliente, los increíbles
acordes que, contra la norma inveterada del género, convoca al
misterio de su mítica consagración.
- ¿Cuál
es la clave de la indiscutible perdurabilidad en la cumbre de la
fama transcultural, de esta “marchita” rudimentaria que sin
mayores pretensiones, anónimamente,
llegó a la mesa casual de un ya consagrado Firpo, en gira
por las costas uruguayas?
- Las
controversias entretejen su historia desde el nombre mismo, que
por la imposición del
uso y de la fama, vela la insólita referencia a las murgas
carnavalescas y callejeras, tan ajenas al escenario íntimo y
penunbroso del dos por cuatro.
- ¿Fue
compuesta por el joven estudiante Matos Rodríguez
para acompañar una pequeña comparsa de estudiantes por
las calles calientes de un febrero montevideano?
- ¿La
inspiró la batalla solidaria de los insolventes
aspirantes a médicos,
desalojados de su sede de la calle Ituzaingó?
- ¿Fue
“La Cumparsita”, la peña de los militantes de la “FEDE”
(Federación de Estudiantes del Uruguay) la que le contagió el
nombre al “tanguito” o acaso fue al véres?
- En
la letra del autor, extrañamente poco difundida, a pesar de la
perseverante defensa legal que lo sobrevivió en beneficio de sus
herederos, está presente desde el primer verso “la comparsa”,
sin el efecto de diminutivo ni de referencia a un real
externo a la composición.
- La
“comparsa”de la “Cumparsita” es una metáfora que condensa
la idea de circularidad prolongada hasta el
grotesco, de una dimensión de excesivo dramatismo: una
tragedia. Sin la connotación carnavalesca, “la comparsa de
miseria sin fin”, es una “noria” que yira...yira. Pero la trágica
letra de Matos, redobla en el título la referencia.
-
- Una
ignota pista nitzscheana, nos sorprende con esta misma extraña junta:
el corso y la tragedia. Se trata de una conferencia prácticamente
inédita en forma completa en su alemán original, cuando el joven
filósofo, con escasos 24 años es nombrado académico de filología
clásica de la Universidad de Basilea. Este trabajo, que Nitzsche
titulara “El drama musical griego”, es rescatado en los
“Escritos Preparatorios”,
que acompañan la edición castellana de “El
nacimiento de la tragedia”o “Grecia
y el pesimismo”, traducida y prologada por el eminente Andrés
Sánchez Pascual.
- Allí,
el notable filósofo,
que aún no ha escrito su primera obra que va a causar el repudio
de los académicos y el júbilo de Wagner, su entusiasta
inspirador, establece la raíz natural del drama, en la comedia de
carnaval(pág.196).
- Sí,
para el joven Nitzsche, como para Matos Rodríguez, antes del
verbo, estalló la música: Gerardo tenía
apenas 17 años cuando creó en el viejo piano de la FEDE,
los defectuosos acordes de La Cumparsita, que luego escribiera
musicalmente su amigo de Mercedes, Carlitos Warren y arreglara el
maestro Firpo para su estreno en “La Giralda” de Montevideo,
para los carnavales de 1916.
- La
“casualidad permanente”nos va a guiar este recorrido, a menos
que pensemos como Lacàn , que lo real
siempre se presenta bajo la forma del azar.
- “Lo
que Nietzsche expone en este escrito es su intuición y su
experiencia de la vida y de la muerte. Todo es uno, nos dice. La
vida es como una fuente eterna que constantemente produce
individuaciones y que, produciéndolas, se desgarra a sí misma.
Por ello es la vida dolor y sufrimiento: el dolor y el sufrimiento
de quedar despedazado...”(Pág.18)
-
- De
la más espesa prosapia tanguera la letra del filósofo alemán
continuará cantando verdades disonantes al optimismo de la
superficialidad:
- “Obra
de un dios sufriente y atormentado me pareció entonces el
mundo”, Así habló
Zaratustra , “Ebrio placer es, para quien sufre, apartar la
vista de su sufrimiento y perderse a sí mismo...”
- La
genialidad de los acordes wagnerianos se hicieron
pensamiento creador junto al dolor, los cuerpos lacerados, heridos
y agónicos, próximos
a la muerte, en la comparsa sin fin que desfila en torno al enfermero
Friedrich Nietzsche, en el servicio de sanidad al que fuera
destinado durante las vacaciones veraniegas en la que estalló la
guerra francoalemana (1870). “El
nacimiento de la tragedia parece un escrito muy intempestivo:
nadie imaginaría que fue comenzado bajo los truenos de la batalla
de Wörth.”, explicará más tarde el autor, en Ecce-homo.
- La
exploración del pensamiento trágico con que se desmenuza el
drama antiguo y el moderno en el análisis nietzschiano, encuentra
un abrochamiento que implica la estructura sintética de nuestro
tango: “...cada uno de los de los antiguos dramas se parece, en
su sencilla estructura, a un solo acto de nuestras tragedias, y,
desde luego, casi siempre al quinto acto, el cual lleva a la catástrofe
con pasos cortos y rápidos...Comparada con ésta, la tragedia
antigua era pobre de acción y de tensión: incluso puede decirse
que en sus etapas evolutivas anteriores no tenía puestas sus
miradas en modo alguno en el obrar, sino en el padecer, el
phatos.” (pág.207).
- La
linea interpretativa que acerca el tango a la tragedia griega, y
específicamente a la estructura de la Cumparsita, tiene aún otra
sorpresa sobre la contigencia de las peripecias sufridas entre la
música y la letra del autor.
-
-
- III.
La Música que toca el corazón
-
-
- Según
Nietzsche, “Frente a una tragedia griega somos incompetentes
porque en buena parte su efecto principal descansaba sobre un
elemento que se nos ha perdido, la música”(pág.208)
- El
efecto esencial de la Cumparsita se sostiene, lo que hemos
extraviado es su letra. La palabra, llega por un rodeo conceptual
al sentimiento, y no pocas veces se pierde por el camino del
chamuyo. “En cambio, la música toca directamente el corazón,
puesto que es el verdadero lenguaje universal que en todas partes
se comprende”. (pág.209). Fue
desde la canción popular desde donde brotaron el arte poético
y toda la música antiguos, el poeta era necesariamente el que
componía música y canción.
- La
reflexión filológica sobre la tragedia
puntualiza características
de la música, que
por extensión llamaremos trágica, que tal vez expliquen algo del
espíritu de nuestro tango y particularmente de La Cumparsita.
- En
primer lugar, la hermandad entre la letra y la música en la
composición, generalmente del mismo autor – Ángel Gregorio
Villoldo; Carlos Viván; Enrique Santos Discépolo -
o de parejas autorales con un grado de tan intensa ligazón,
que a nuestro oído milonguero ya resuenan como apellidos
compuestos de un autor único febrilmente productivo: Jiménez
Aieta; Gardel Ylepera; Manzi Piana.
-
- La
riqueza de los medios de expresión rítmica es una característica
que excede los diversos planos de la ejecución de cada pieza
musical, destacándose orquestalmente
en este aspecto,
cierto exceso especialmente en la Cumparsita:
- “es
norma inalterada que en los tangos de tres partes, se ejecuta la
primera tres veces, alternando con la segunda y con la tercera.
Sin embargo, es lo corriente que la primera parte de “La
Cumparsita”se repita hasta seis veces, para dar oportunidad a
que cada instrumentista pueda ofrecer “lo suyo”. ¿No es esto
artificial?...”(pág.45: Alberto Alonso, La Cumparsita. Historia
del famoso tango y de su autor. Editores Mosca Hnos. S.A.
Montevideo 1966.
- Una
referencia que pone en cuestión
esta composición musical, ahora por el lado de la
carencia, es la que encontramos en La
Historia del Tango. Los años veinte:
- “El
autor sólo había compuesto las primeras partes. Para colmo, la
primera carece de un compás. Para superar ese escollo rítmico,
se le añaden tres notas al principio o un compás al final” (pág.841)
- La
presencia de un “vacío”sólo explicado por la inexperiencia
del adolescente que la concibió, es señalada también en El
libro del Tango, tomo III, de Antonio Tersol Editor. 1980 (España,
Barcelona):
- “La
primera parte ofrece la peculiaridad de tener un compás de menos
de los que la ortodoxia establece...” que suele ser completado
con cuatro acordes, más que por una compulsión a la forma, por
la humana inclinación al relleno de los vacíos. (pág. 568)
- De
más o de menos, algo de la desmesura campanea las esquinas de la
Cumparsita.
-
- La
visibilidad de la
estructura rítmico-musical por medio de la expresión externa del
movimiento del baile, es parte del pentagrama virtual de un tangazo:
- “...diseñaban
ante los ojos de los espectadores algo así como arabescos”(pág.210)
- El
propósito inicial del compositor respecto a la letra cantable de
su tema musical, fue que el comediógrafo Víctor Soliño
la versificara. Resulta
verdaderamente improbable que Matos Rodríguez se hubiera
inspirado en la conclusión del hacedor de Zaratustra que
sostenía que “..se le originaba al mismo tiempo al poeta y
compositor la tarea de ser además un maestro de ballet
productivo”(pág.210).
- Este
concepto estético, no es superfluo, está fuertemente afincado en
la hipótesis misma del origen tanto de la tragedia como la
comedia antigua: las comparsas de carnaval.
Polifónicas combinatorias del arte itinerante, recorrían
colectivamente las calles, invadían como epidemias danzantes y
cantoras los escenarios populares de la Edad Media como aún más
remotamente, irrumpían los enormes cortejos dionisíacos en la
Grecia trágica.
- Progresivamente,
estas muestras complejas de la pluralidad y síntesis de las
artes, en que belleza, audacia, interpretación, catarsis y mitos
se enlazaban en un espectáculo único, fueron
tomando escenarios
íntimos acondicionados para el fin específico.
- La
comparsa sobre tablas, bien puede encarnar el cuadro lujurioso y
patético del cabaret del siglo XIX, tal vez un “Moulín
Rouge”en la calle Andes entre 18 y Colonia de la orilla
uruguaya, haya albergado los destellos dionisíacos,
trocando el Mar Egeo por las márgenes del Plata. Quizá
fue allí, en el cabaret que regenteaba su padre, donde Gerardo
Hernán se conmovió por primera vez con los acordes de un tango,
allí donde la lujuria era una flor.
-
- En
la murga, como en el tango, el cuerpo no es mero acompañante rítmico:
con la danza, se ejecuta el ser mismo de los sonidos y silencios,
como si sólo fuera el
cuerpo el que captura la verdad entera del dolor y del éxtasis,
encarnándolos en
contorsiones que desbordan la estética habitual. Algo de la
desmesura, de la transformación mágica, del ex –sistir por
fuera de la vida ordinaria, aloja el nacimiento de la dramática
como género, la enajenación y el hechizo danzan en la atmósfera
del corso como en la milonga.
- Belleza
sí, pero densa, mordaz, inquietante, casi agresiva, provoca
en el límite, la angustia. No propicia el diálogo
distendido; como el sufrimiento, es singular; como un cuerpo, único;
como frente a los adioses: la humanidad propia se experimenta
rara...como encendida...y fatal.
-
-
IV.
La Letra abandonada ...a lo triste de su suerte
- La
esencial verdad que como en letanía repite el tango hasta no ser
ya oída, lográndose el propósito de sustraerla de la circulación
del pensamiento reflexivo y consecuente, está enraizada en la
tragedia misma del ser y la imposibilidad mortal de trascenderla.
Tal vez este sea un motivo que fundamente la perdurabilidad y
expansión mundial de nuestro tango, uno de los últimos valiosos
resquicios donde se aloja un testimonio de la dimensión trágica
de la vida: el dolor de existir.
-
- A
la media luz de esta idea, se dibuja un status
definido para este “olvido” de la letra de La Cumparsita, y
sus equívocos: la sustitución de una letra por otra tiene la
estructura de una formación
del inconciente.
- La
operación de “represión”,
es la estrategia de defensa de la psique con la que el sujeto
evita un saber conectado con los
agujeros nodales
de la estructura psíquica, en última instancia, el trauma de la constitución humana: la imposibilidad de
inscripción de la propia muerte.
- El
género que pone en escena este punto de real
de la estructura de la subjetividad
es la tragedia y a nivel del sujeto, su punto máximo de dificultad para
elaborarlo, la melancolía.
-
He aquí dos rasgos estructurales superficialmente
reconocidos del tango: la tragedia y la melancolía. Pero lo
superficial, no necesariamente es lo superfluo,
ambos rasgos afloran en la parodia del ánimo tanguero y aún
se alude popularmente en alocuciones de otros países de habla
castellana, como en México: “No me hagas el tango!”
- El
“pesimismo” que se reconoce en las letras más representativas
de nuestro tango, es de signo opuesto a la búsqueda permanente
del confort yoico, que
se alimenta de la “buena imagen” provista por
el éxito, la evitación de todo sufrimiento, la negación
del conflicto y de las dimensiones contradictorias del ser humano,
de su propio empuje al fracaso y a la
muerte.
- La
finalidad de alejar de la conciencia las ideas intolerables para sostener
al Yo engrupido, con su mucha carpeta, necesita la ayudita
constante de una fuerza que mantenga a raya el peligro, de que la
verdad se deschave, Freud la llama resistencia.
No podríamos situar la imposición de la letra de Maroni y
Contursi, escrita sólo un año antes que la del verdadero autor
de La Cumparsita, como una elección en connivencia con la
resistencia?
-
La versión, más
conocida, dentro de la llamativa confusión general que promueve
la letra del famoso tango, favorece
el desplazamiento de la temática trágica que propone Matos Rodríguez,
al argumento ligth de la nostalgia amorosa, donde un tipo
inocente y a salvo de
toda responsabilidad, desde el lugar de víctima, con lo peor que
se encuentra es con el olvido de su amada percanta, el fastidio de
los gomías hartos de la autocompasión del quía y el raje del
pichicho hambriento de compañías menos quejosas.
- No
hay intérprete ni orquesta en el mundo que incursione en el dos
por cuatro, que no tenga en su reportorio este tango,
supera largamente el millar las versiones grabadas de la
Cumparsita, pero con la hímnica música de Matos Rodríguez, los
versos que se deslizan, dolientes y quejumbrosos, son los de
Maroni y Contursi.
- ¿En
qué consiste el contenido intolerable de La Cumparsita de Matos
Rodríguez?
- Aún
reconociéndosele legalmente la autoría, luego de 75 años de
fama mundialmente itinerante y de un indiscutible lugar de
representante célebre de nuestra identidad musical, no se canta,
no se reconocen sus versos, y abona el desconcierto del
aficionado, que recorriendo los numerosos volúmenes de letras de
tangos, corre el peligro de entrar en cuadros confusionales al
tener registradas, con suerte, ambas versiones, con el mismo
nombre, de distintos autores, con una letra que nunca habrá
escuchado y que en general, ni se sabe que existe!!
-
Rescatada de los confines del limbo por algún memorioso
amante de la música ciudadana, se conserva como curiosidad de
coleccionista, alguna humilde
versión compactada de la Orquesta Típica “Los
Provincianos”, en la que se reconoce
con la voz
del cantor Roberto Díaz, los trágicos versos del autor de la música
del himno tanguero de los argentinos.
-
No menos azaroso fue el encuentro de La Cumparsita con su
inscripción en la pasta discográfica de la Víctor, cuando al
arribo de una novísima máquina grabadora proveniente de Nueva
York, es estrenada con la selección de veinte piezas musicales
populares que Alberto Alonso reúne no sin dificultad, ya que otra
compañía rival, la Odeón, sustentaba la exclusividad de los
derechos de comercialización.
-
Cuenta Alonso, que pese a incluir una polka, un one-step y
un paso doble, contabilizaban diecinueve temas, y necesitaban el
relleno de una composición corta, para finiquitar la entrega
instrumental...
- Para
salir del trance, se escuchó:
- “-Por qué no hacen ese tanguito de
Matos?” (Alberto Alonso, “La Cumparsita. Historia del famoso
tango y de su autor” Editores Mosca Hnos. S.A. Montevideo 1966.
Pág.25).
-
Pero por esos tiempos, en abril de 1917, ni la letra de los
unos ni del otro, existían .
- Como
sabemos, los afectos no se reprimen, sino las palabras, las notas
de La Cumparsita llegaron al corazón antes que fuera necesario
condenar sus versos a la noche
triste del olvido.
- La
división que afecta el destino bifurcado de la letra y de la música
de Matos Rodríguez, plasma en lo real, la operación psíquica
que Freud describiera como responsable de encanutar los
pensamientos inbancables. Con el falso enlace de la música de
Matos Rodríguez y la letra de Maroni-Contursi, se torna en olvido
lo angustiante: las
ideas no se matan, no... se reprimen.
-
-
- V.
La estructura trágica de La Cumparsita
-
-
- Una
tragedia no es simplemente una desgracia de cierta envergadura, ya
los escritores medievales destacaban en este género literario, el
paso de lo más alto a lo más bajo en la rueda de la fortuna. Es
una reflexión ampliada del dolor y del sufrimiento, agrega el Dr.
David Morris, en La Cultura
del Dolor, apuntando
a la imbricación del dolor físico y el padecimiento psíquico en
historias de prologada aflicción, en las que el sujeto no
encuentra salida.
- Hay
un “trabajo”de las penurias que horada el cuerpo, no se reduce
a una metafísica del sufrimiento, la tragedia se in-corpora,
se hace herida, lascera, sangra, necrosa...Infarta?
- “Su enfermo y herido corazón” no es lo mismo que “siento angustias
en mi pecho”. La enfermedad y la muerte, brillan por su ausencia
en la popular versión de Contursi y Maroni. La certidumbre, en
cambio del inminente
arribo de la parca convocada por la propia pena del enfermo,
inaugura las desconocidas estrofas de Matos Rodríguez.
- La
tragedia tiene un sello común con la melancolía: la culpa, el
detrimento físico y la desesperanza. El héroe trágico no lucha
contra la muerte, se le entrega mansamente, la apura, “ansioso
espera la muerte”,
le sonríe, pretende con ella encontrar la paz,
coronar de dignidad su acto, la hace necesaria, reivindicativa,
valiosamente irrenunciable. La desea.
- No
será Edipo quien esquive la ferocidad del castigo que sólo él
pudiera anular, subrogado
de la muerte: el
destierro, no resulta suficiente aún, necesita privarse
sangrientamente de los ojos.
- No
será Antígona quien renuncie al sepulcro ante la desesperación
del propio verdugo.
- No
hay compasión ni temor en el centro de la escena, hay una
pasional voluntad de llegar a un fin irrevocable, un derrumbe
fatal que en la carne, es el epílogo de una muerte en vida.
- El
sujeto que muestra
la tragedia, está desnudo de las
coberturas morales del destino. Es el hacedor de sus
desgracias por su propia naturaleza,
preso del laberinto de errores que entreteje a fuerza de
desconocer esencialmente su propio ser, sus limitaciones, su
precaria comprensión del escenario en el que actúa, el carácter
equívoco y finito de todo lo humano. Ignorante de la falibilidad
de sus cánones y la cortedad de su alcance. Dominado por una
apreciación errónea respecto de sí mismo y de los otros, de su
misión en el mundo, de su capacidad
y poder.
- Pero
lo decisivamente trágico es el lugar donde se sitúa el héroe:
- “-
No eres tú quien atrae todos los males resultantes sobre tu
cabeza? A lo cual el otro responde – Estoy muy de acuerdo, pero
no puedo hacer otra cosa.” (Lacán Pág. 332)
- Se
ha atravesado un límite de sufrimiento, y allí no se puede
vivir, el héroe busca su calamidad, su extravío.
- Como
con bronca y junando que uno está tan ciego en su penar, que la
muerte sin grupo, ha entrado a tallar.
-
- Es
evidente la impostura antitrágica del mundo posmoderno. Toda
dimensión que presentifique actualmente el dolor, el sufrimiento,
la miseria, la vejez, anque la muerte, es repudiada, maquillada,
disimulada, camuflada. Se promete la eterna juventud, el bienestar
ilimitado, el enriquecimiento rápido, tanto como la vida eterna.
Los efectos macabros de esta exclusión forzada de lo verdadero,
multiplica geométricamente la violencia, la agresión, la rapiña,
la indiferencia y toda forma de matar, real o simbólicamente, a
quien navegue en los márgenes del sistema.
-
- Se
transforma en una verdadera pesquisa entonces, los lugares de la
escena pública donde
sobreviva algún remanente de la tragedia, que no deja de existir
encarnadamente real, porque no se la reconozca; sino que se hace más
insidiosa, masiva y soterrada, como la masa ígnea de los volcanes
que en las profundidades invisibles del planeta, concentra el
infierno en sus entrañas.
- Así,
Joyce Carroll Oates, identifica el teatro trágico contemporáneo,
con el espectáculo de box, como el prototipo actual no
convencional, donde aún son reconocibles los elementos esenciales
de la tragedia, puesta en escena del pathos griego, que devela la
vulnerabilidad del cuerpo y su destino de inevitable derrota.
- La
tragedia muestra descarnadamente las elecciones que terminan
destruyendo al sujeto, sin por eso quitarle responsabilidad ni el
“libre albedrío” que supuestamente es razonable esperar de él,
como si supiera...
- El
cambalache contemporáneo propone en cambio, hacerse el otario y
suprimir la fulería intrínseca a nuestra alma de fantoche, esta
tendencia a ensartarse en la daga como un gil, aquello
inasimilable y tentador que Freud ubicara más allá de toda búsqueda
de placer: la pulsión
de muerte. El tango no afloja, canta la justa sin concesiones,
incluso cuando la renuncia al reconocimiento de lo trágico
involucra a su testigo
histórico: la medicina.
- Tango
y Medicina tienen un entrecruzamiento fascinante, no sólo en cuanto al anecdotario histórico de los bailes
del internado, las biografías de no pocos e ilustres tangófilos y las composiciones directamente inspiradas en la
práctica médica: “Matasano” con el que debutó Francisco
Canaro en el año 14; “El
Internado”; “Clínicas”que
en la ilustración de su carátula distingue en un primer plano al
los legendarios doctores José Arce y José Ingenieros;
“El anatomista”; “El
termómetro”; “Amoníaco”; “Anatomía”;
el “Rawson” de Arolas;
“El 6to. Baile del Internado”, tango milonga de Osvaldo
Fresedo; “La inyección”; “Practicante” ; “El
cirujano”; “Hospital Durán”; “Tomame el pulso”; “Ojo
clínico”; “El bisturí”; “Cloroformo”; “Metele
Morfina”; “Cuando sangra una herida”; “Tango de la
Muerte”; “Q.E.P.D” ...son
más de ciento treinta títulos extraídos de una colección
de partituras que le llevó muchos años reunir al Dr. Luis
Alporta.
- El
tango, desde su nacimiento, estuvo en la misma vereda que la
Medicina, algo de la guadaña los convocaba, causaba su deseo de
existir, aún a contrapelo de la paquetería ciudadana de
comienzos de siglo:
- “Espectáculo
inconveniente” titula el diario La Nación, del 9 de marzo del
1900, una nota que solicita “un correctivo especial”ante un
hecho que califica de
“ espectáculo vergonzoso”y
de “guaranguería”: la
“travesura de tierra adentro” (tocar y bailar el tango), con
que un grupo de practicantes del Hospital de Clínicas,
irrumpieron en plena avenida Córdoba, desde la vereda del
nosocomio, estorbando el tránsito al compás del dos por cuatro.
- Es
que la tragedia no
puede evitar el cuerpo, su
dolor y finitud : el campo de la medicina y de la literatura son
los sitios donde históricamente se inscribieron en todas las
lenguas, los testimonios de su presencia inevitable.
- Pero,
“... en tanto cultura, -dice David Morris – estamos perdiendo
rápidamente la comprensión de la tragedia – lo que significa
que estamos perdiendo un modo importante de pensar la vida humana
– Es muy fácil creer hoy que la tragedia sólo es una forma
literaria a punto de desaparecer, un fósil desmesurado, como la
épica.” (pág.293-4)
- Con
la forma de la poesía, la novela o la historia clínica, la
partida de defunción o el epitafio, la inscripción del fin,
hasta no hace tanto tiempo, como en el cine, eran letras
necesarias.
- Los
sistemas dominantes de pensamiento actuales son inherentemente
antitrágicos: “...como la medicina, se resiste casi ciegamente
al hecho biológico de la muerte y amarra cuerpos terriblemente dañados,
enfermos o inconcientes a máquinas que les bombean sangre y
mantienen vivas las células hasta que un tribunal ordena que se
permita que la muerte reingrese en el mundo.”( pág.294)
- En
nuestras milongas, aún hoy, La Cumparsita tiene el indiscutido
privilegio de anunciar el final. Por eso, la importancia de la
elección de la pareja que acompañará esta última pieza. Un tácito
lenguaje musical pone la rúbrica en el encuentro de los
bailarines, cifrando en el silencio del rito , la voz de los
deseos y la certeza del fin.
- Desde
el Tango, bien al Sur, le batimos al mundo que es sordo y es mudo,
que existe un país del que ya no se vuelve,
ni con el yuyo verde del perdón.
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- Chan-Chan
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- La
tragedia, tan preñada de cruel verdad como de belleza, de
anticipación del cadáver, como de creación de lo sublime,
convoca a un más allá de lo ordinario y anecdótico de la vida,
no importa tanto como ejemplificación moral ni como doctrina ética:
bate la posta bien de bute y sin bolazo.
- El
valor de preservar un escenario de lo trágico, está en la
supervivencia del misterio, la sustracción a la totalidad
explicativa y coherente que pinta de rosa los ideales,
escamoteando verdades.
- Escuchar
algunos buenos tangos nos provoca, antes que un juicio argumental,
la capacidad de asir lo inenarrable.
- Por
eso no interesa minuciosamente el análisis de las peripecias más
o menos parecidas con que el protagonista se entera de su engaño
y precipita su mortal caída sino, entrever como en lunfardo, el
revés de la trama de la vida diaria, el lado obscuro que en las
sombras, nos arrastra cuesta abajo.
- Algo
de lo sagrado roza al hombre que soporta el contacto con lo trágico.
La interpretación del tango lo transmite, en su música, en sus
letras, en su baile. La riqueza ritual que lo envuelve, con sus códigos,
secuencias, pausas, gestualidad y rigor solemne que trasunta, nada
tiene que ver con la liviandad pintoresca de un mero encuentro
festivo pasatista.
- El
tango es amargo, como nuestro mate, que no por nada, en lunfa,
quiere decir cabeza. En los albores del siglo XXI
reencontramos en muchas de las composiciones ciudadanas, un
exquisito refugio
postmoderno de lo trágico, en
resguardo de la vital dimensión que carpetea.
- La
belleza cautivante que preserva del tiempo y el localismo, ciertas
creaciones artísticas
que muestran un cristal fundamental de la estructura de lo humano,
permite entrever la opacidad inquietante del deseo, llevando como
marca en el orillo la verdad de la
tragedia humana:
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- La cumparsa de la vida, como en los
tangos...nunca tiene un final feliz.
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pesimismo,
- del libro "Doce Ventanas al
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- (Fundación El Libro, Premio
Edenor 2001)
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