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ORIGENES

 

El Candombe y el Tango

Por 1877 las Sociedades Candomberas o “Naciones”, como ellos las designaban, formadas por hombres y mujeres de color, habían establecido su lugar en el barrio del Mondongo, también conocido como De la Felicidad, o Barrio del Tambor. Estaba ubicado en el barrio de Montserrat, entre las calles San José, Independencia, Entre Ríos y Mexico.
 Llamábase Mondongo al natural de cierta región del Congo, ya que el reindo de Angola, confundido con El Congo, y tenido por región congolesa, fue llamado Dongo. De allí derivó en Mondongo.
En este barrio era donde los habitantes de color realizaban sus fiestas y reuniones, efectuando colectas y rifas a fin de obtener fondos que destinaban a la liberación de sus hermanos de raza.
Las fiestas mencionadas eran bailes, especie de ritos salvajes, realizados al son de instrumentos primitivos. Bailaban horas y horas danzas lujuriosas, casi siempre indecentes, dando motivo, en muchas ocasiones, a la intervención de la autoridad.
Los negros del “Barrio del Mondongo” salían a la calle con sus trajes chillones, sus sombreros, bailando tras largas horas al compás de candombes y masacayas.
La supremacía de cada cumparsa perteneciente a una Sociedad dio margen a enfurecidas rivalidades, y con ello a violentos encuentros en la vía pública. Como consecuencia, se produjo la disolución de las asociaciones belicosas y la clausura de sus candombes.
Ahogadas así las expresiones de origen africano, se formaron centros de bailes con los mismos elementos, naciendo a poco el memorable tango, pero en una forma bien distinta de la que hoy se ejecuta.
Las parejas, en lugar de acercarse, se separaban al compás imitando las gesticulaciones y contoneos del pasado candombe.
El nuevo baile se hizo general y a poco de ser difundido, lo tomaron para sí los compadritos del arrabal y lo llevaron al barrio crudo de “Los Corrales”, donde ya funcionaban los peringundines con la tradicional milonga.
Cabe aclarar que el barrio de “Los Corrales”, actual Parque de los Patricios, estaba sobre las calles Caseros y 24 de Noviembre.
 
José Gobello, de “Crónica General del Tango” de Editorial Fraterna, 1980